sábado, 29 de septiembre de 2007

LA LLAVE DE ORO DEL CANTE

José Francisco López

Recientemente la Junta de Andalucía le ha otorgado la Llave de Oro del Cante a Don Antonio Fernández Díaz “Fosforito”, pero ¿qué es la Llave de oro del cante?, ¿una realidad o una ficción?, ¿un símbolo o una entelequia sin mucho contenido? Si nos atenemos a la tradición, la Llave de oro del Flamenco sería un símbolo, concretamente el símbolo de la conservación y pureza en la transmisión del cante. Pero como todo símbolo puede estar sujeto a diferentes interpretaciones más o menos filosóficas. Quizás lo que más pronto se nos viene a la cabeza al escuchar la palabra llave, es su utilidad, o sea, una llave sirve para abrir y cerrar, en el caso del cante abriría y cerraría la “pureza” de este arte, es decir, la transmisión del cante en sus formas más originarias, más primitivas y puras. Si además esta llave está cubierta simbólicamente de oro, se convierte en el máximo exponente de esa conservación de los cánones más estrictos del cante.
Históricamente, en los más de dos siglos que conocemos del Flamenco se habían otorgado tres Llaves de oro, cada una de ellas cerraba una época y abría otra. Así la Primera Llave se le otorga a Tomás “El Nitri” y con ella se cierra la época más hermética del Flamenco, aquella que va desde sus orígenes hasta los primeros cantaores conocidos. Con Silverio Franconetti empieza la etapa de los cafés cantantes y la difusión del Flamenco, y ya entonces muchos hablan de la degradación del Cante, aunque se da la paradoja que es la época de los grandes creadores de este arte. La segunda Llave se da en esta época a Manuel Vallejo. Por último la Tercera Llave de oro se le otorga a Antonio Mairena en un concurso organizado en Córdoba en 1962 para tal efecto. Esta Tercera Llave cierra la época de la denominada Ópera Flamenca y con ella llegamos prácticamente hasta la época actual.
Las tres Llaves anteriormente mencionadas han sido contestadas con más o menos intensidad por diferentes sectores del Flamenco, unas veces con cierto grado de razón y otras por intentar imponer un único modelo de cante y cantaores, algo que es ciertamente ridículo en cualquier arte que se precie.
De la Llave que se concede a Tomás “El Nitri” no se sabe mucho a ciencia cierta, parece que se la otorgaron un grupo de amigos gitanos, diciéndole que él era el mejor cantaor. Lo cierto es que no se sabe quiénes formaban ese grupo de amigos ni en qué circunstancias se otorga aquella Primera Llave, ni siquiera el lugar exacto donde se hace, unos hablan de Málaga, otros de Jerez o de Carmona. Dicen que Tomás “El Nitri” recibe el galardón como obsequio a su maestría durante una fiesta. Aunque Antonio Mairena intentó por todos los medios dotar la entrega de esta Llave de contenido y unanimidad, hablando incluso de un supuesto “tribunal supremo del cante gitano-andaluz”, evidentemente simbólico, lo cierto es que muy poco se sabe de la entrega de esa Primera Llave de oro.

Tomás “El Nitri”, Primera Llave de Oro

Gonzalo Rojo tiene publicado un trabajo que parece demostrar que la entrega de la Primera Llave de oro del Cante tuvo lugar en Málaga, concretamente en el Café Cantante “El Sin Techo”, y que la llave con la que posa para la posteridad “El Nitri”, era una reproducción de la llave de la puerta de toriles de la plaza de toros de Málaga. Sin embargo, una hija de Tío Maero, un calé negociante de ganado y mecenas del cante gitano en la primera mitad del siglo pasado, con el que los grandes cantaores de la época pasaban mucho tiempo en su casa de Carmona, asegura que la entrega de la Llave no fue en Málaga.
La Segunda Llave de oro se le entregó a Manuel Vallejo. Las circunstancias en las que se concede y los artífices de que se concediera son más conocidas. Aprovechando la repercusión del Concurso de Granada de 1922, organizado por Manuel de Falla y García Lorca, entre otros, el empresario del Teatro Pavón de Madrid creó la denominada Copa Pavón, un galardón que serviría para aumentar el prestigio del cantaor premiado. La final se celebró el 24 de agosto de 1925 y participaron El Niño Escacena, Pepe Marchena, El Cojo de Málaga, El Mochuelo y Manuel Vallejo, que resultaría el ganador indiscutible del certamen. Sin embargo, un año después el triunfador fue Manuel Centeno, que cantó unas magníficas saetas. Pero en el ánimo general quedó la idea de que el ganador debería haber sido nuevamente Vallejo, por lo que Don Antonio Chacón decidió entregarle la Segunda Llave de oro del Cante, que recibió el cantaor sevillano de manos de Manuel Torre.
Quizás los derroteros que tomaron las ideas sobre el Flamenco en las últimas décadas hicieron que esta Llave fuera muy contestada, del mismo modo que lo fue la época en la que se entrega, en pleno apogeo de la denominada Ópera Flamenca. En un documento de Antonio Mairena, fechado en junio de 1970 en Mairena del Alcor (Taller de Cultura andaluza nº 18) y donde se habla de la Llave de oro, el maestro Mairena omite hablar de esta Segunda Llave, a la par que intenta dotar de enjundia la primera y a la vez que critica muy duramente la época de la Ópera Flamenca e incluso el papel de jueces de Chacón, Manuel Torre o la propia Niña de los Peines. Desde el mairenismo se dijo, entre otras cosas, que esta Llave de oro fue un acto de propaganda de un empresario madrileño.

Manuel Vallejo, Segunda Llave de Oro


Muerto Manuel Vallejo en 1960, los organizadores del Concurso de Córdoba, que se había organizado por primera vez en 1956 y que había ganado Fosforito, deciden poner en litigio la Llave de oro en el Concurso de 1962. El trofeo se lo disputaban Fosforito, Chocolate, Juan Varea, Platero de Alcalá y Antonio Mairena, que ganó por unanimidad.

Antonio Mairena, Tercera Llave de Oro


Esta Tercera Llave también ha sido contestada y la figura y teorías flamencas de Antonio Mairena y la corriente que lo siguió, el mairenismo, han sido revisadas y fuertemente contestadas por amplios sectores del Flamenco en los últimos años. Del Concurso de Córdoba de 1962 se ha dicho, entre otras cosas, que estaba amañado para darle categoría y marchamo de veracidad absoluta a las teorías flamencas de Mairena y Ricardo Molina, por cierto, uno de los jurados de dicho concurso.
La cuestión es que en esas estábamos cuando entra en escena la Junta de Andalucía, que registra el histórico galardón denonimado “La Llave de oro” en 1984.
Mientras en dos siglos el mundo del Flamenco otorgó tres Llaves de oro, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha concedido dos en cinco años. Además el primero que concedió, en el año 2000, lo hizo a un cantaor desgraciadamente fallecido, el mítico José Monge Cruz, Camarón de la Isla, generando así una inmensa lluvia de críticas.

Camarón de la Isla, Cuarta Llave de Oro


En julio, La Junta ha concedido la Segunda Llave de oro de esta época, quinta en total, a Antonio Fernández Díaz “Fosforito” por su labor de “dignificación y universalización del flamenco, la relevancia de sus aportaciones creativas y su contribución a la revitalización de estilos en desuso”, motivos estos totalmente distintos a los usados con Camarón. Aunque no he escuchado grandes críticas a esta Llave de oro, si hay foros flamencos donde también se ha criticado esta elección, y sobre todo la diferencia de criterios para conceder una Llave u otra.

Fosforito, Quinta Llave de Oro

No seré yo, un casi analfabeto flamenco, quien ponga ningún reparo desde estas páginas a los cantaores, todos geniales, que han recibido la Llave de oro del Cante. Quizás sólo me gustaría hacer algunas preguntas o reflexiones en voz alta.
¿Quién debe otorgar la Llave de oro del Cante, si es que se debe entregar un premio como ese? ¿Se debe continuar otorgando un galardón que sólo ha generado polémica dentro de la orbe Flamenca? ¿No sería mejor sustituirlo por otro donde se reconozcan los méritos de determinados, poquitos, muy poquitos, cantaores? ¿Se debe dar ese premio a un cantaor fallecido? Si es así, todos convendrán conmigo que Pastora Pavón, su hermano Tomás, Caracol, Chacón, etc. son merecedores de la distinción.
Y para finalizar, si se ha optado por seguir entregando La Llave de oro, ¿no sería mejor dotar de claridad y contenido el galardón con unos principios nítidos y unas reglas claras que no den lugar a hechos como los ocurridos con la Llave otorgada a Camarón o acaso se debe estar al arbitrio del gobierno de turno?