martes, 25 de diciembre de 2007

FLAMENCO Y NAVIDAD

José Francisco López

El Flamenco tiene tanta fuerza, es tan sumamente jondo, que sobrevuela por las tradiciones de esta tierra, haciéndolas suyas. Más aún, inunda el folklore y lo supera, lo trasciende elevándolo a una altura inigualable. El Flamenco se nutre de la vida, y hasta de la muerte; por tanto las tradiciones, en tanto que parte de nuestra vida, tienen que estar presente en el Flamenco de una u otra forma.

La Navidad, tradición rica en emociones, es idónea para que el Flamenco se exprese, y lo hace de muy diversas maneras. Una de estas formas de expresión se da a través de los villancicos tradicionales, que se aflamencan, posiblemente en el Siglo XIX, aunque no se sabe con certeza ni cuándo ni dónde. Estos villancicos suelen cantarse a coro y sus letras pertenecen, de manera general, a la tradición. Así mismo se suelen cantar villancicos y otros temas navideños al son de distintos cantes, especialmente tangos y bulerías, aunque también se han interpretado por alegrías, tientos, malagueñas, fandangos... Era y es algo habitual que los cantaores tengan en su repertorio algún tema navideño y que lo interpreten en estas fechas, e incluso los graben. En realidad, pocos cantaores han dejado de cantar a la Navidad, lo hayan grabado o no. Por tanto tendríamos dos tipos de villancicos flamencos, los que se cantan a coro y los que se cantan de manera individual por diferentes palos.

Cabe destacar en la interpretación de los villancicos las llamadas “Zambombas”, fiestas navideñas donde se cantan villancicos flamencos. Parece ser que en algunos lugares, como Jerez de la Frontera, se organizaban Zambombas desde el siglo XVIII., donde amigos y vecinos, se reunían alrededor de una hoguera en los patios y corrales de vecinos la víspera de Nochebuena para cantar y bailar villancicos. Participaban de un modo espontáneo y durante un largo periodo de tiempo, disfrutando al mismo tiempo de la comida y bebida propia de las fechas. Actualmente, dada la escasez de patios de vecinos, se siguen celebrando en Peñas, Asociaciones y otros lugares similares. El instrumento fundamental era la zambomba, de ahí el nombre de la fiesta.

Por otra parte en la discografía flamenca existen grabaciones de villancicos flamencos desde sus inicios. Hay grabaciones realizadas en discos de pizarra entre la década de los treinta y los cincuenta y, por supuesto, grabaciones en discos de vinilo posteriores. De hecho, se conservan grabaciones históricas de figuras como Pastora Pavón “Niña de los Peines”, Manuel Vallejo, Pericón de Cádiz, Manolo Caracol, Canalejas, Marchena, El Niño Gloria, Bernardo de los Lobitos, Gracia de Triana, La Paquera de Jerez, Niña de la Puebla, Niño de Marchena, Camarón y un largo etcétera. Muchas de estas grabaciones han sido objeto de recopilaciones posteriores y están dispersas en ellas. La lista es enorme. Quepa como ejemplo las “Bulerías por villancicos” que se incluyen en el disco “Canalejas de Puerto Real. Grabaciones discos Pizarra. Año 1930; las “Fiestas de Navidad” (Villancicos por bulerías) “Por los balcones del cielo” de la Niña de Los Peines recogidas en “La Niña de los Peines. Grabaciones discos Pizarra. 1930-1940”, aunque el original fue grabado en “Discos La Voz de su Amo”, editado en 1947; los Villancicos de Jerez incluidos en el disco “Grandes figuras del Flamenco Vol. 18. Rafael Romero”; o los Villancicos “En el portal de Belén” recogidos en “Historia del Flamenco”. Pericón de Cádiz”, por citar algunos ejemplos de recopilaciones donde se incluye algún Villancico Flamenco.

Un hecho curioso dentro del Flamenco y su relación con la Navidad lo protagoniza “El Niño Gloria”, que se puede considerar uno de los creadores de los villancicos flamencos y romances navideños al compás de bulerías, y que, parece ser, que toma el sobrenombre de “Niño Gloria” debido al estribillo de unos villancicos que cantaba donde se repite la palabra “Gloria”, y que dice así:
“Gloria al recién nacío,
¡Gloria!
y a su bendita
madre Victoria,
gloria al recién nacío,
¡Gloria!”
Fue tan importante el éxito que obtuvo Rafael Ramos Antúnez con estos Villancicos, que quedó para la posteridad Flamenca como “El Niño Gloria”.
Otro cante que se ha convertido en típicamente navideño son los “campanilleros”, que es un cante aflamencado cuyos orígenes se remontan a la costumbre que los hermanos del Santo Rosario tenían de acompañar con canciones y al toque de campanilla el llamado Rosario de la Aurora. La versión de los campanilleros más antigua que se conoce se debe a Manuel Torre, que la grabó en 1929, acompañado a la guitarra por Miguel Borrull hijo, donde hace un cante de gran profundidad y dramatismo. En los años treinta “La Niña de la Puebla” popularizó este cante, con la famosa letra: “A las puertas de un rico avariento...”, aunque como ya he dicho anteriormente fue grabado por Manuel Torre algunos años antes. En realidad la primera letra de campanilleros que graba “La Niña de la Puebla” nada tiene que ver con la Navidad ni con la religiosidad, ya que se trata de los campanilleros “En los pueblos de mi Andalucía”. No obstante, debido, probablemente, a su origen religioso y a letras como las que grabó Manuel Torre se ha convertido en un cante que no puede faltar en Navidad.
Aunque toda Andalucía ha cantado Flamenco en Navidad, el peso histórico lo sustentan Sevilla, Cádiz y Jerez. De hecho en algunos lugares se acerca bastante más al folklore que al propio Flamenco. Del mismo modo, aunque muchos son los palos en los que se han interpretado son los tangos y bulerías los que sustentan el peso del Flamenco y la Navidad, especialmente las bulerías. Sin embargo, como dije anteriormente muchos son los estilos en los que se ha cantado a la Navidad. En este punto me gustaría destacar algunas grabaciones que, en los últimos años, han surgido en torno a la Navidad y que pueden tener su relevancia. En primer lugar “Nochebuena gitana con Camarón y Paco de Lucía”, que contiene cuatro cantes de tema navideño grabados en 1973 por tangos y bulerías con el tradicional acompañamiento en los estribillos. El disco se completa con cantes de “La Macanita” y Fernando de la Morena. Otro disco muy recomendable es “Así canta nuestra tierra en Navidad. Concierto Flamenco”, grabado por Radio Nacional de España en directo en el Teatro Monumental de Madrid. Esta extraordinaria muestra de lo que es el Flamenco en Navidad nos conduce por un lado al Villancico personal, del que hablábamos al principio con palos como romance, nanas, rondeñas, tangos o campanilleros interpretados por Carmen Linares y José Menese; y por otro lado el Villancico colectivo interpretado por Manuel Morao y los Gitanos de Jerez. Por último quisiera destacar el disco que, en 2001, graba Estrella Morente, titulado “Calle del Aire”, que bajo la dirección de su padre, Enrique Morente, nos interpreta la Navidad desde un punto de vista granadino. Es un disco fresco y familiar, que unas veces se adentra en el folklore y otras se hunde en la jondura más flamenca.

Mención aparte requiere la grabación que se realizó sobre los cantes de nuestra tierra en Navidad en el disco “Cantes Andaluces de Navidad”, editado en el año 1959 por Pax, que consta de veintiún cantes cuyas letras recorren, de forma ordenada, los distintos pasajes evangélicos de la Natividad e Infancia de Jesús, existiendo una perfecta armonía entre el hecho relatado y el tipo de cante elegido. Así se va desde el Nacimiento de Jesús por bulerías hasta la matanza de los inocentes por martinetes. El disco comprende los siguientes pasajes con sus correspondientes cantes:
I. Anunciación a María - 1. Campanilleros
II. Visitación - 2. Farrucas (Adela Escudero)
III. Camino de Belén - 3. Pregón y tanguillo (Manolo Vargas)
IV. Nacimiento de Jesús - 4. Bulería (Bernardo el de los Lobitos); 5. Zorongo gitano (Luisa de Córdoba); 6. Alegría de Cádiz (Manolo Vargas)
V. Anunciación a los Pastores - 7. Peteneras (Pericón de Cádiz)
VI. Adoración a los Pastores - 8. Fandango Castellano (Jesús Jiménez y Coro); 9.Seguidillas Manchegas (Gabriel de Talavera y Coro); 10. Sevillanas (Bernardo el de los Lobitos y Carmen Moreno)
VII. Nombre de Jesús - 11. Malagueña (Pericón de Cádiz)
VIII. Presentación en el Templo - 12. Tientos (Manolo Vargas)
IX. Los Reyes Magos - 13. Fandango de Huelva (Pepe el Poli); 14. Polo (Luisa de Córdoba); 15. Verdiales (Bernardo el de los Lobitos)
X. Los inocentes - 16. Martinete (Pepe el Culata)
XI. La huida a Egipto - 17. Serranas (Pepe el Poli)
XI. Retorno a Nazareth - 18. Romance (Luisa de Córdoba, Gabriel de Talavera y Manuel Arias)
XIII. Infancia - 19. Cachucha por bulerías (Adela Escudero y Coro); 20. Soleares (Pepe el Culata); 21. Nana (Luisa de Córdoba)

Los guitarristas que acompañan estos cantes son Perico el del Lunar, Juan García de la Mata y José A. Jiménez. El Coro que interviene en algunos de los Villancicos es un coro mixto de doce voces bajo la dirección del maestro Salvador Ruiz de Luna, quién además realizó las adaptaciones musicales de los números 1, 13 y 15; compuso con música original los números 2, 5, 8, 9, 14, 18, 19 y 21 y supervisó musicalmente el resto de los cantes.

Para finalizar , y dada las fechas en las que estamos inmersos, me gustaría que se hiciera realidad aquella letra que canta Pericón de Cádiz por Peteneras:

“Gloria a Dios en las alturas,
paz y alegría en la tierra
a toda humana criatura,
cese en el mundo la guerra
que el amor y la ternura
la ira y el mal destierran.”


sábado, 29 de septiembre de 2007

LA LLAVE DE ORO DEL CANTE

José Francisco López

Recientemente la Junta de Andalucía le ha otorgado la Llave de Oro del Cante a Don Antonio Fernández Díaz “Fosforito”, pero ¿qué es la Llave de oro del cante?, ¿una realidad o una ficción?, ¿un símbolo o una entelequia sin mucho contenido? Si nos atenemos a la tradición, la Llave de oro del Flamenco sería un símbolo, concretamente el símbolo de la conservación y pureza en la transmisión del cante. Pero como todo símbolo puede estar sujeto a diferentes interpretaciones más o menos filosóficas. Quizás lo que más pronto se nos viene a la cabeza al escuchar la palabra llave, es su utilidad, o sea, una llave sirve para abrir y cerrar, en el caso del cante abriría y cerraría la “pureza” de este arte, es decir, la transmisión del cante en sus formas más originarias, más primitivas y puras. Si además esta llave está cubierta simbólicamente de oro, se convierte en el máximo exponente de esa conservación de los cánones más estrictos del cante.
Históricamente, en los más de dos siglos que conocemos del Flamenco se habían otorgado tres Llaves de oro, cada una de ellas cerraba una época y abría otra. Así la Primera Llave se le otorga a Tomás “El Nitri” y con ella se cierra la época más hermética del Flamenco, aquella que va desde sus orígenes hasta los primeros cantaores conocidos. Con Silverio Franconetti empieza la etapa de los cafés cantantes y la difusión del Flamenco, y ya entonces muchos hablan de la degradación del Cante, aunque se da la paradoja que es la época de los grandes creadores de este arte. La segunda Llave se da en esta época a Manuel Vallejo. Por último la Tercera Llave de oro se le otorga a Antonio Mairena en un concurso organizado en Córdoba en 1962 para tal efecto. Esta Tercera Llave cierra la época de la denominada Ópera Flamenca y con ella llegamos prácticamente hasta la época actual.
Las tres Llaves anteriormente mencionadas han sido contestadas con más o menos intensidad por diferentes sectores del Flamenco, unas veces con cierto grado de razón y otras por intentar imponer un único modelo de cante y cantaores, algo que es ciertamente ridículo en cualquier arte que se precie.
De la Llave que se concede a Tomás “El Nitri” no se sabe mucho a ciencia cierta, parece que se la otorgaron un grupo de amigos gitanos, diciéndole que él era el mejor cantaor. Lo cierto es que no se sabe quiénes formaban ese grupo de amigos ni en qué circunstancias se otorga aquella Primera Llave, ni siquiera el lugar exacto donde se hace, unos hablan de Málaga, otros de Jerez o de Carmona. Dicen que Tomás “El Nitri” recibe el galardón como obsequio a su maestría durante una fiesta. Aunque Antonio Mairena intentó por todos los medios dotar la entrega de esta Llave de contenido y unanimidad, hablando incluso de un supuesto “tribunal supremo del cante gitano-andaluz”, evidentemente simbólico, lo cierto es que muy poco se sabe de la entrega de esa Primera Llave de oro.

Tomás “El Nitri”, Primera Llave de Oro

Gonzalo Rojo tiene publicado un trabajo que parece demostrar que la entrega de la Primera Llave de oro del Cante tuvo lugar en Málaga, concretamente en el Café Cantante “El Sin Techo”, y que la llave con la que posa para la posteridad “El Nitri”, era una reproducción de la llave de la puerta de toriles de la plaza de toros de Málaga. Sin embargo, una hija de Tío Maero, un calé negociante de ganado y mecenas del cante gitano en la primera mitad del siglo pasado, con el que los grandes cantaores de la época pasaban mucho tiempo en su casa de Carmona, asegura que la entrega de la Llave no fue en Málaga.
La Segunda Llave de oro se le entregó a Manuel Vallejo. Las circunstancias en las que se concede y los artífices de que se concediera son más conocidas. Aprovechando la repercusión del Concurso de Granada de 1922, organizado por Manuel de Falla y García Lorca, entre otros, el empresario del Teatro Pavón de Madrid creó la denominada Copa Pavón, un galardón que serviría para aumentar el prestigio del cantaor premiado. La final se celebró el 24 de agosto de 1925 y participaron El Niño Escacena, Pepe Marchena, El Cojo de Málaga, El Mochuelo y Manuel Vallejo, que resultaría el ganador indiscutible del certamen. Sin embargo, un año después el triunfador fue Manuel Centeno, que cantó unas magníficas saetas. Pero en el ánimo general quedó la idea de que el ganador debería haber sido nuevamente Vallejo, por lo que Don Antonio Chacón decidió entregarle la Segunda Llave de oro del Cante, que recibió el cantaor sevillano de manos de Manuel Torre.
Quizás los derroteros que tomaron las ideas sobre el Flamenco en las últimas décadas hicieron que esta Llave fuera muy contestada, del mismo modo que lo fue la época en la que se entrega, en pleno apogeo de la denominada Ópera Flamenca. En un documento de Antonio Mairena, fechado en junio de 1970 en Mairena del Alcor (Taller de Cultura andaluza nº 18) y donde se habla de la Llave de oro, el maestro Mairena omite hablar de esta Segunda Llave, a la par que intenta dotar de enjundia la primera y a la vez que critica muy duramente la época de la Ópera Flamenca e incluso el papel de jueces de Chacón, Manuel Torre o la propia Niña de los Peines. Desde el mairenismo se dijo, entre otras cosas, que esta Llave de oro fue un acto de propaganda de un empresario madrileño.

Manuel Vallejo, Segunda Llave de Oro


Muerto Manuel Vallejo en 1960, los organizadores del Concurso de Córdoba, que se había organizado por primera vez en 1956 y que había ganado Fosforito, deciden poner en litigio la Llave de oro en el Concurso de 1962. El trofeo se lo disputaban Fosforito, Chocolate, Juan Varea, Platero de Alcalá y Antonio Mairena, que ganó por unanimidad.

Antonio Mairena, Tercera Llave de Oro


Esta Tercera Llave también ha sido contestada y la figura y teorías flamencas de Antonio Mairena y la corriente que lo siguió, el mairenismo, han sido revisadas y fuertemente contestadas por amplios sectores del Flamenco en los últimos años. Del Concurso de Córdoba de 1962 se ha dicho, entre otras cosas, que estaba amañado para darle categoría y marchamo de veracidad absoluta a las teorías flamencas de Mairena y Ricardo Molina, por cierto, uno de los jurados de dicho concurso.
La cuestión es que en esas estábamos cuando entra en escena la Junta de Andalucía, que registra el histórico galardón denonimado “La Llave de oro” en 1984.
Mientras en dos siglos el mundo del Flamenco otorgó tres Llaves de oro, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha concedido dos en cinco años. Además el primero que concedió, en el año 2000, lo hizo a un cantaor desgraciadamente fallecido, el mítico José Monge Cruz, Camarón de la Isla, generando así una inmensa lluvia de críticas.

Camarón de la Isla, Cuarta Llave de Oro


En julio, La Junta ha concedido la Segunda Llave de oro de esta época, quinta en total, a Antonio Fernández Díaz “Fosforito” por su labor de “dignificación y universalización del flamenco, la relevancia de sus aportaciones creativas y su contribución a la revitalización de estilos en desuso”, motivos estos totalmente distintos a los usados con Camarón. Aunque no he escuchado grandes críticas a esta Llave de oro, si hay foros flamencos donde también se ha criticado esta elección, y sobre todo la diferencia de criterios para conceder una Llave u otra.

Fosforito, Quinta Llave de Oro

No seré yo, un casi analfabeto flamenco, quien ponga ningún reparo desde estas páginas a los cantaores, todos geniales, que han recibido la Llave de oro del Cante. Quizás sólo me gustaría hacer algunas preguntas o reflexiones en voz alta.
¿Quién debe otorgar la Llave de oro del Cante, si es que se debe entregar un premio como ese? ¿Se debe continuar otorgando un galardón que sólo ha generado polémica dentro de la orbe Flamenca? ¿No sería mejor sustituirlo por otro donde se reconozcan los méritos de determinados, poquitos, muy poquitos, cantaores? ¿Se debe dar ese premio a un cantaor fallecido? Si es así, todos convendrán conmigo que Pastora Pavón, su hermano Tomás, Caracol, Chacón, etc. son merecedores de la distinción.
Y para finalizar, si se ha optado por seguir entregando La Llave de oro, ¿no sería mejor dotar de claridad y contenido el galardón con unos principios nítidos y unas reglas claras que no den lugar a hechos como los ocurridos con la Llave otorgada a Camarón o acaso se debe estar al arbitrio del gobierno de turno?

domingo, 12 de agosto de 2007

LETRAS FLAMENCAS DEL VERDEO

JOSÉ FRANCISCO LÓPEZ

POR SOLEÁ

Amanecer en el campo,
se retuercen los olivos,
desperezando sus ramas
escarchadas de racimos.

Racimos de sentimientos,
racimos de manzanillas,
espejo de plata verde
del cutis de tus mejillas.

Amanecer en el campo,
se retuercen los olivos
desperezando sus ramas
escarchadas de racimos.


TIENTOS DEL NIÑO ACEITUNERO

Los niños aceituneros
tienen las manos de plata,
reflejos de luna nueva
y escarcha de la mañana.

Tiene la gorrilla puesta
y unas viejas alpargatas,
le van temblando los huesos
del fresco rumor del alba.

Va cogiendo aceitunitas
del suelo con cierta gracia
mientras crujen las varetas
y se pierden las miradas.

Y cuando llega la tarde
trae dolorida la espalda,
es un niño aceitunero
sin juventud en el alma.

POR SOLEÁ

Crepúsculo entre olivares,
ya va saliendo la luna,
blanca de cal y de nácar,
verde color de aceituna.

La escarcha moja la tierra,
salpicada de rocío,
están regados los campos
de sudores y quejíos.

Están regados los campos
con sangre de mis abuelos,
con el sudor de mis padres
y el alma del jornalero.

sábado, 19 de mayo de 2007

MIS LETRAS FLAMENCAS

(Tercer Premio del Certamen Internacional
de Letras Flamencas “Mirando a la Torre”.
Alhaurín de la Torre - 1999)

JOSÉ FRANCISCO LÓPEZ


POR SOLEÁ

Yo soy libre como el viento
y las olas de la mar
y cuando miro tus ojos
me falta la libertad.

Las cadenas del esclavo,
¡a galeras por tus ojos,
por tu cuerpo y por tus labios!


POR SOLEÁ DE TRIANA

En un patio de vecinos
trabajan dos alfareros,
nacen del barro y del agua
los suspiros y los sueños.

Y el Guadalquivir sereno
me grita desde su orilla
rumores de cante viejo
y un eco de seguiriyas.

Qué será lo que yo siento
cuando le canto a Triana
que se me nublan los ojos
y me tiembla la garganta.

Y el Guadalquivir sereno
que tiene aromas de mar
se lleva "pa" las marismas
un eco de soleá…

sábado, 5 de mayo de 2007

ALBERTI Y EL FLAMENCO

José Francisco López

“La aurora va resbalando
entre espárragos trigueros.
Se le ha clavado una espina
en la yemita del dedo.

–¡Lávalo en el río, aurora,
y sécalo luego al viento!”

Este poema, del libro “Marinero en tierra” de Rafael Alberti, lo canta por tangos Calixto Sánchez en su disco “De los Alcores a Granada”.
He querido comenzar con este poema porque no cabe duda que la poesía de Alberti ha influido en muchos artistas flamencos en momentos puntuales de su obra, ya sea cantando sus letras o como fuente de inspiración en compositores, guitarristas o bailaores. Sirva como ejemplo el magnífico “Concierto flamenco para un marinero en tierra” de Vicente Amigo. Y es que la primera poesía de Alberti es, como dijo Juan Ramón Jiménez: “Poesía popular, pero sin acarreo fácil: personalísima; de tradición española, pero sin retorno innecesario; nueva, fresca y acabada a la vez; rendida, ájil, graciosa, parpadeante; andalucísima.” Yo creo que esta poesía, que aparece en los tres primeros libros de Alberti, parte de la lírica popular y las viejas cancioncillas tradicionales, por tanto está absolutamente entroncada con la mejor tradición de la lírica flamenca. No obstante no nos podemos llevar a engaño, Rafael Alberti no tiene al flamenco como eje de su vida, más bien lo lleva en la memoria de sus “adentros”, lo lleva como un andaluz del Puerto de Santa María que creció escuchando como su madre interpretaba al piano “las coplas y romances del sur, que a mí sólo me transmitía quizá por ser el único de la casa que le atrayeran sus cultos y aficiones.”
Alberti conoce el Flamenco, conoce los “Cantos populares españoles” de Francisco Rodríguez Marín y el “Cancionero” de Barbieri, que se apresura a comprar con las cinco mil pesetas que, en el año 1925, ganó al otorgársele el Premio Nacional de Poesía a su libro “Marinero en Tierra”.
Su libro de Memorias “La arboleda perdida” tiene muchas referencias de este conocimiento de lo jondo sustentado en sus vivencias y en su amor por la música. Por ejemplo, cuando nos cuenta como un amigo inició, “en la noche de apariencia tranquila, unos pasos de bulerías, con el magnífico estilo del mejor bailador gaditano.”; o cuando hablando del estreno de “El tricornio” de Manuel de Falla, nos comenta que descubrió “el apasionante ritmo y el alma jonda, profunda de Falla.”; o cuando hablando de muchos de los poemas de “Las islas invitadas” de Manuel Altolaguirre nos dice que “estaban ya tocados de esa angustia, de ese dolor, hondos, como los del cante andaluz más sublimado y puro.”
Aprendió coplas del resucitado folklore de la I República, “en rincones de cante jondo y tabernas ocultas…”. Se sintió, a veces, “un poeta en la calle, un poeta del alba de las manos arriba..., con los zapatos puestos, como desea el héroe de la copla andaluza:

"Con los zapatos puestos
tengo que morir,
que, si muriera como los valientes,
hablarían de mí."

Rafael Alberti escribió gran cantidad de pregones, estampas, chuflillas y coplas. Nos cuenta que una de aquellas canciones:

“Aceitunero que estás
vareando los olivos,
¿me das tres aceitunitas
para que juegue mi niño?,

años más tarde la hizo famosa, con ligeras variantes, la compañía de bailes y cantos populares de la Argentinita, repitiéndose por toda España como de autor anónimo.”
Tuvo una extraordinaria amistad con García Lorca, que le hizo conocer de primera mano obras del genial poeta granadino como su “Poema del Cante jondo” o “Romancero gitano”.
También fue muy amigo de Ignacio Sánchez Mejías, con el que vivió extraordinarias escenas flamencas, como aquella vez en que lo acompañó a Jerez a buscar para la compañía de la Argentinita a “gitanos, bailaores y cantaores puros, que no estuviesen maleados por eso que en Madrid se llamaba la ópera flamenca. Y nada como Jerez y los pueblos de la bahía para encontrarlos…Al lado de la figura monumental de Espeleta, que parecía un Buda cantor, …toda una serie de chiquillos, bronceados, flexibles…Pero su más grande adquisición la hizo luego, en Sevilla, con la Macarrona, la Malena y la Fernanda, tres viejas y ya casi olvidadas cumbres del baile. La última, anciana que apenas podía tenerse en pie, había alcanzado a bailar con la Gabriela y la Mejorana en el famoso Café del Burrero."
Para Alberti el cante jondo es un “canto terriblemente andaluz de oscuros orígenes, emparentado con cantos orientales de la Persia y la India, cruzado de lamentos litúrgicos.”
Su evocación andaluza desde el exilio también lo acercan al Flamenco de una manera especial. Cuenta José Menese : “Conocí a Alberti en Roma. La RCA me había proporcionado el doblaje de Hugo Tonazzy en una película italiana. Daniel Zarza Vázquez se enteró de que me iba a Roma y me dio para Alberti una botella de anís seco, que le encantaba; y José María Moreno Galván, una de Fino Laína, que le encantaba. Y las pasé las dos. Alberti es un personaje que me encantó. Pero algo tendría yo también, porque me abrió las puertas de su casa y de su corazón de par en par. Él, María Teresa León y todos los que le rodeaban. Le canté seis días con seis noches. Alberti me ayudó con los problemas que tuve. Cuando se acabó la película volví a España pero siguió la amistad. Después, lo veía mucho en París. Nos reunimos una vez cuando estrenó Noches de guerra en el Museo del Prado. Como recuerdo de mi visita a Roma me había mandado un poema, que es el que aparece en el LP de 1967, en Cantes Flamencos Básicos:

A la voz de José Menese
"Tan solo penando
sin saber que un día
una voz que me vino de lejos
me consolaría.
Voz que me cantaba
los años oscuros,
la fatiga de todos mis muertos
entre cuatro muros.
El arranque ciego,
la sangre valiente,
ese toro metido en las venas
que tiene mi gente.”

Residiendo en su exilio de Roma recibió la visita de Manuel Gerena, al que escribió las “Coplas para Manuel Gerena”, donde sobresale el dolor,
“la pena que es valentía
cuando no dejan al pueblo
más que pena y agonía.”

Quisiera finalizar esta humilde aproximación a un Alberti relacionado con el Flamenco, con un delicioso pasaje de su mencionado libro de memorias “La arboleda perdida”, donde nos cuenta como en una fiesta en la residencia de Ignacio Sánchez Mejías en Pino Montano llegaron el guitarrista “Manuel Huelva, acompañado por Manuel Torres, el Niño de Jerez, uno de los genios más grandes del cante jondo. Después de unas cuantas rondas de manzanilla, el gitano comenzó a cantar, sobrecogiéndonos a todos, agarrándonos por la garganta con su voz, sus gestos y las palabras de sus coplas. Parecía un bronco animal herido, un terrible pozo de angustias. Mas, a pesar de su honda voz, lo verdaderamente sorprendente eran sus palabras: versos raros de soleares y siguiriyas, conceptos complicados, arabescos difíciles.
–¿De dónde sacas esas letras? –se le preguntó.
–Unas me las invento, otras las busco.
–A propósito –dijo entonces Ignacio–. ¿Por qué no cantas eso que tú llamas “las placas de Egito”?
Sin casi dejarnos tiempo a la sorpresa ante tan peregrino título, Manuel Torres se arrancó un extraño cante, creado totalmente por él. Al acabar, después de un breve silencio estremecido, le rogamos nos explicase cómo había llegado a ocurrírsele aquello.
El gitano, seria y sencillamente, nos contó:
–Una noche me llamaron unos señores amigos. Fui. Por más que se bebió y me jalearon, yo no estaba esa noche para cante. Lo poco que hice, lo hice mal. No me salía. La voz no se me daba. Me tuve que marchar muy triste y preocupado. Anduve solo por las calles, sin saber qué hacía. Al pasar por la Alameda de Hércules, me paré ante un kiosco de la feria a escuchar un gramófono. Las placas daban vueltas y vueltas cantando yo no sé qué historia del rey Faraón. Seguí para mi casa con todo aquello en la cabeza. Cuando ya iba pasando por el puente de Triana, se me aclaró la voz de pronto y empecé a cantar eso que acaban de oír ustedes: “Las placas de Egito.”
Nos quedamos atónitos, y más, comprendiendo que lo que el genial cantaor había escuchado en la feria eran seguramente –e Ignacio nos lo corroboró después– algunos discos, que por entonces muchas gentes los llamaban placas, de “La corte de Faraón”, divertida zarzuela, famosísima en toda España. Y aquello que todos pensamos, lógicamente, serían las plagas de Egipto para Manuel Torres fueron las placas, llegando así el gitano por ese camino de lo popular, compuesto a veces de ignorancias o fallas de la memoria, a su rara y magnífica creación: una nueva copla de cante jondo, sin sombra ya de tan absurdo modelo.
Manuel Torres no sabía leer ni escribir; sólo cantar. Pero, eso sí, su conciencia de cantaor era admirable. Aquella misma noche, y con seguridad y sabiduría semejantes a las que un Góngora o un Mallarmé hubieran demostrado al hablar de su estética, nos confesó a su modo que no se dejaba ir por lo corriente, lo demasiado desconocido, lo trillado por todos, resumiendo al fin su pensamiento con estas magistrales palabras: “En el cante jondo –susurró, las manos duras, de madera, sobre las rodillas– lo que hay que buscar siempre, hasta encontrarlo, es el tronco negro de Faraón”.
García Lorca, otro de los asistentes a aquella fiesta rememorada por Rafael Alberti, escribió en sus “Viñetas flamencas” de “Poema del cante jondo” la siguiente dedicatoria:
“A Manuel Torres, Niño de Jerez, que tiene tronco de Faraón”.



Alberti, Rafael. Marinero en Tierra. Alianza Editorial, 1981Alberti, Rafael. La arboleda perdida. Seix Barral, 1984
García Gómez, Génesis . José Menese Biografía Jonda. El Pais Aguilar, 1996
Taller de Cultura Andaluza nº 18. Junta de Andalucía.

martes, 1 de mayo de 2007

LAS LETRAS FLAMENCAS, UN TESORO POÉTICO

LAS LETRAS FLAMENCAS,
UN TESORO POÉTICO

José Francisco López

Sobre las letras del Flamenco decía Federico García Lorca: “…quedamos asombrados ante dichos versos.
Las más infinitas gradaciones del Dolor y la Pena, puestas al servicio de la expresión más pura y exacta, laten en los tercetos y cuartetos de la siguiriya y sus derivados.
No hay nada, absolutamente nada, igual en toda España, ni en estilización, ni en ambiente, ni en justeza emocional.
Las metáforas que pueblan nuestro cancionero andaluz están casi siempre dentro de su órbita; no hay desproporción entre los miembros espirituales de los versos y consiguen adueñarse de nuestro corazón de una manera definitiva.
Causa extrañeza y maravilla cómo el anónimo poeta de pueblo extracta en tres o cuatro versos toda la rara complejidad de los más altos momentos sentimentales en la vida del hombre. Hay coplas en que el temblor lírico llega a un punto donde no pueden llegar sino contadísimos poetas:
Cerco tiene la luna,
mi amor ha muerto.
En estos dos versos populares hay mucho más misterio que en todos los dramas de Maeterlinck, misterio sencillo y real, misterio limpio y sano, sin bosques sombríos ni barcos sin timón, el enigma siempre vivo de la muerte”.

Pues bien, yo estoy absolutamente de acuerdo con García Lorca. Para mí, muchas de las letras del cante son poemas que te desgarran las entrañas, anónimos versos que te emocionan y te elevan. Es lírica de puro derecho, entroncada con nuestra mejor tradición oral.

He utilizado el término “anónimos versos” de manera consciente, porque la poesía flamenca es anónima casi por completo. ¿Quién conoce al autor de las letras de un cante? Incluso, aunque el autor haya sido un poeta famoso y reconocido, no lo relacionamos con una determinada letra. Quién sabe, por ejemplo, que Manuel Machado escribió la siguiente seguiriya de Antonio Mairena:
“Negra está la noche
sin luna ni estrellas …
a mí me alumbran los ojitos negros
de mi compañera.”

o quién sabe que el mismo autor escribió también la soleá que interpretaba Juanito Varea:
“Yo voy de penita en pena,
como el agua por los montes,
saltando de peña en peña.”

Quién sabe que Calixto Sánchez interpreta el siguiente poema de Rafael Alberti por tangos:
“- Dame tu pañuelo, hermana,
que vengo muy mal herido.
- Dime qué pañuelo quieres,
si el rosa o color de olivo.
- Quiero un pañuelo bordado,
que tenga en sus cuatro picos
tu corazón dibujado.”

Por eso hablo de versos anónimos, porque son del pueblo, los escriba quien los escriba, y al fin y al cabo, qué más da quién componga los poemas, lo importante es que vayan de boca en boca, que los metamos en el fondo del alma y que los volvamos a dejar en el aire, libres, para que vuelen embriagándonos de emoción.

Salvo en casos puntuales, como el romance, un poema Flamenco te desgrana toda la vida y también toda la muerte en no más de cinco versos. Es capaz de abrirte las heridas más jondas o de expresar la mayor de las alegrías con una brevedad y una intensidad extraordinarias. La Poesía Flamenca se acerca al Hombre de una manera directa y profunda. Jamás la Poesía estuvo tan cerca del Hombre.

Todo, absolutamente toda la vida se interpreta en el Flamenco, desde lo más liviano hasta lo más profundo, hasta lo más jondo, y por tanto hay que repetir una vez más que toda la vida cabe en la poesía Flamenca, eso sí, lógicamente hay palos a los que les va mejor unos tipos de letras que otros en cuanto a la temática de las mismas. Por ejemplo los temas tradicionales de las tonás hablan de cárceles, persecuciones, pobreza, desengaños y otros similares. Las letras de tonás suelen ser una crónica que rememora las tragedias y desastres de la existencia gitana:
“Cuando yo estaba en prisiones
solito me entretenía
en contar los eslabones
que mi cadena tenía.”

Dentro de las seguiriyas se suelen dar temas de inspiración más o menos patética y que se acerca al argumento trágico de las tonás. Temas como la muerte o la madre alcanzan en las seguiriyas su punto culminante. Aunque sean temas que se repiten en otros cantes son, sin duda, característicos de las seguiriyas, donde abundan letras y quejíos directos, sin gran pretensión literaria, son gritos que salen directamente del alma del pueblo:
“En este rinconcito
dejadme llorar,
que se m´ha muerto la mare de mi alma
y no la veré más”.

En las soleares, bulerías, tangos, tientos, cantiñas, fandangos, etc., se dan todo tipo de temas sin limitación alguna.

En el caso de la soleá, se ha dicho que sus letras tienen un cierto sentido moralizante, de sentencia. Yo, sin embargo, pienso que, aunque este sentido moralizante se da en un gran grupo de soleares, es sólo eso, un gran grupo, pero lo cierto es que por soleá se puede cantar cualquier tema.

Comprenderán que este artículo sea una gota de agua en el océano de la Poesía Flamenca. Como muestra final, este puñado de letras escogidas, de manera consciente, casi al azar, porque desde aquí apelo a vuestra memoria flamenca para recordar esos poemas, que por sí solos te ponen un nudo en la garganta, poemas que te abren las entrañas, Poemas Flamencos:

“Cuando pasa y no me mira,
el corazón por la boca
se me sale de fatigas.”

“Voy como si fuera preso;
detrás camina mi sombra,
delante mi pensamiento.”
“Sale el sol cuando es de día,
para mí sale de noche,
hasta el sol va en contra mía.”

“Al pozo me fui a pescar
y no cogí más que estrellas
y hojitas del limonar.”

“Tú has perdido los papeles
tú tienes un corazón
que no sabe lo que quiere.”

“Algunas vece´ he bebío
en los charquitos del suelo,
mira la sed que he tenío.”

“Las que se publican
no son grandes penas,
las que se callan y se llevan dentro
son las verdaderas.”

“La muerte llamo a voces,
no quiere venir;
que hasta la muerte tiene, compañera,
lástima de mí.”

“De querer a no querer
hay un camino muy largo
y todo el mundo lo anda
sin saber cómo ni cuando.”

“La luna yo te daría
sólo por verte bailar,
la arena la contaría
y el agüita de la mar
de sitio la cambiaría.”

“Qué triste será en la mar
pasa´ una noche sin luna
pero más triste es vivir
sin esperanza ninguna
y acordándome de ti.”



Bibliografía:
García Lorca, Federico, Obras completas, Madrid, Aguilar, 1965.
Gutiérrez Carbajo, Francisco, La copla flamenca y la lírica de tipo popular, Madrid, Cinterco, 1990.
Fernández Bañuls, J. Alberto y Pérez Orozco, José Mª, joyero de coplas flamencas, Sevilla, Editoriales Andaluzas Unidas, 1986.

HOY PUEDE SER UN GRAN DÍA

Hoy es principio del resto de mi vida.
Hoy comienzo esta pequeña aventura de escribir un blog personal, que me gustaría compartir con todos los amantes del Flamenco y de la Literatura.
Y como en este blog quiero expresar mis sentimientos ante el hecho Flamenco y el hecho literario, quiero hacerlo homenajeando a dos hermanos que me emocionan, Antonio y Manuel Machado.
De Antonio quiero escribir aquello de:

"Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar..."

Porque estoy seguro que haremos camino al andar sobre estas páginas que están naciendo como de la nada.

De Manuel quiero reivindicar su lado Flamenco y recordar que
“No sólo canta el que canta,
que también canta el que llora…
no hay penita ni alegría
que se quede sin su copla”.

Y eso es lo que pretendo caminar haciendo camino con la Literatura y el Flamenco en las alforjas del alma.